Cuando reflexionaba para escribir sobre este tema, creo que el mejor título debería ser “Los Invisibles”, y de esos hay muchos en nuestras vidas, gente que camina a nuestro lado a la cual muchas veces ni siquiera regresamos a ver, gente que nos ayuda en las pequeñas cosas y que algunas veces les negamos su existencia como seres humanos.
En el libro “La Quinta Disciplina en la Práctica”, Peter Senge citaba lo siguiente:
Entre las tribus del norte de Natal, Sudáfrica, el saludo más común, equivalente a nuestro “hola”, es la expresión Sawu bona. Significa literalmente “te veo”. Los miembros de la tribu responden diciendo Sikkhona, “estoy aquí”. El orden del diálogo es importante:
Mientras no me hayas visto, no existo. Es como si al verme me dieras la existencia.
Una persona es una persona a causa de los demás, si alguien se educa en esta perspectiva su identidad se basa en el hecho de ser visto, de que la gente lo respete y lo reconozca como persona. Dentro de esa interacción el primer contacto, el saludo es de suma importancia.
Siguiendo estos pensamientos se puede decir que se alienta el potencial ajeno mediante nuestra voluntad de “ver a los demás”, de hacerlos visibles en nuestros actos y reconocer su importancia, de ver la escencia de los demás. Debemos reflexionar sobre la necesidad de no negar la existencia de otros seres humanos que han dado su contribución.
Cuantas personas invisibles que están haciendo la Calidad tenemos en nuestras empresas? Aquellos que hacen las actividades que consideramos menos importantes y que se encuentran en la línea de producción, o haciendo actividades de limpieza, o posiblemente sirviéndonos la comida, o talvez abriéndonos una puerta. Puede que existan personas que aún pensando que son "importantes" en nuestras vidas o empresas hemos decidido hacerlas "invisibles"
Con cuántas personas invisibles nos cruzamos todos los días, cuando vamos manejando, cuando estamos pagando por un servicio, cuando estamos siendo atendidos en un restaurante, cuando viajamos y alguien está limpiando la sala de espera y los baños.
En una conferencia que tuve la oportunidad de dar en Monterrey, agradecía a los invisibles que están tras las cortinas ayudando a que todos los detalles de la presentación salgan bien, a aquellos que arreglaron el lugar, a los que pusieron el agua en las mesas, y a todo ese universo de personas que están allí y que necesitan que los reconozcamos. Lo interesante es que luego de la conferencia, muchos invisibles que no había visto, se hicieron visibles y presentes en mi vida.
Tenemos seres invisibles en nuestro hogar, en nuestro vecindario, en nuestra comunidad, hay mucho por hacer para que aprendamos a verlos como parte importante de nuestra vida, ya que ellos caminan junto a nosotros..
En fin nunca olvidemos: “Te veo. Me alegra que estés aquí”
César Díaz
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