Cuenta una leyenda mitológica griega que el rey Pigmalión esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer.
A Pigmalión le gustó tanto su obra que quiso que se convirtiera en un ser real. El deseo fue muy fuerte e hizo todo lo que pudo para conseguirlo. Pidió ayuda a Venus Afrodita, la diosa del amor, la cual colaboró en que su sueño se hiciera realidad. Así nació Galatea, su mujer ideal.
Cuando alguien anticipa un hecho, existen muchas probabilidades de que se cumpla. A este fenómeno en Psicología Social se le llama: “realización automática de las predicciones”; también se le conoce como “El Efecto Pigmalión, o la profecía que se cumple”.
Para ilustrar el efecto, un grupo de investigadores condujeron varios experimentos en el cuál se asignó calidades de alto, regular y desconocido al potencial de éxito de un grupo de personas y se dió esta información a los instructores, los cuales desconocían que ese puntaje no había sido basado en ningún conocimiento de los participantes.
Al final del curso, los instructores asignaron una calificación a cada individuo, y se vió que aquellos que previamente se les dieron altos niveles, recibieron más altas calificaciones que aquellos a los que no se lo hizo. Adicionalmente estas personas indicaron que habían disfrutado el curso más y tenían una actitud más positiva hacia nuevos entrenamientos.
Se condujo otro experimento en el cual a un grupo de personas que iban a asistir a un curso de siete semanas se les dió diferentes expectativas sobre sus propias habilidades, a un grupo escogido al azar se le dijo que tenían un alto potencial para el éxito. Al final del curso aquellos a los que se les había indicado que tenían un alto potencial rindieron considerablemente mejor que aquellos a los que se les había indicado que tenían un potencial regular.
“El Efecto Pigmalión” requiere de tres aspectos: creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a cumplir y acompañar con mensajes que animen su consecución.
El efecto Pigmalión puede ser aplicado en el lugar de trabajo para incrementar la productividad.
Una manera de hacerlo es que los responsables de los procesos incrementen sus expectativas del personal a su cargo y permanentemente busquen maneras de reforzar lo positivo.
Se debe combatir las ideas negativas acerca de los colaboradores, olvidar resultados no exitosos, y definir objetivos desafiantes, pero alcanzables.
En la familia lo que los padres y las madres esperamos de nuestros hijos tiende a cumplirse. Por tanto, necesitamos tener expectativas constructivas que les permitan sacar lo más brillante de ellos mismos y desechar las negativas, pues les dañan su amor propio y autoestima.
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