En América Latina persiste una confusión estructural en materia regulatoria: asumir que crear requisitos técnicos nacionales equivale a proteger mejor a los ciudadanos y a la industria. La experiencia internacional demuestra lo contrario.
Los países que hoy son competitivos no lo son por
multiplicar regulaciones locales, sino por alinear sus marcos regulatorios
con normas y buenas prácticas internacionales, fortaleciendo la confianza,
la interoperabilidad y el acceso a mercados.
La regulación técnica moderna no se construye desde el
aislamiento. Se construye sobre estándares internacionales consensuados,
desarrollados por organismos como ISO e IEC, que recogen décadas de
experiencia técnica, gestión de riesgos y aprendizaje colectivo. Estos
estándares no eliminan la soberanía regulatoria; la hacen más inteligente y
eficaz.
Ecuador no ha sido ajeno a esta discusión. Durante los últimos años se iniciaron esfuerzos concretos de mejora regulatoria desde la Infraestructura de la Calidad, entendiendo que regular bien no significa crear requisitos propios, sino construir confianza mediante normas, evaluación de la conformidad y reconocimiento mutuo. Sin embargo, el proceso aún no está completo. El sector de productos eléctricos, y en particular el RTE INEN 021, permite ilustrar con claridad tanto los avances logrados como las brechas que todavía persisten.
RTE INEN 021: una regulación necesaria, un enfoque que
debía evolucionar
El Reglamento Técnico Ecuatoriano RTE INEN 021,
aplicable a conductores y cables aislados para uso eléctrico, regula un
sector crítico para la seguridad de las personas, la protección de bienes y la
confiabilidad de las instalaciones eléctricas. A nivel internacional, este tipo
de productos está ampliamente cubierto por normas IEC, que definen
requisitos de desempeño, métodos de ensayo y criterios de seguridad
armonizados, y que además se integran en esquemas internacionales de
evaluación de la conformidad.
Históricamente, el RTE INEN 021 fue concebido desde una
lógica principalmente nacional, con requisitos propios y una articulación
limitada con el sistema internacional de normalización, ensayos y
certificación. Ese enfoque generó problemas conocidos: duplicación de ensayos,
incremento de costos, dificultades para reconocer resultados internacionales y
barreras técnicas que no necesariamente se traducían en mayores niveles de
seguridad.
Reconociendo estas limitaciones, se impulsó un proceso de
revisión profunda del reglamento, enmarcado en una visión más amplia de mejora
regulatoria.
PRTE INEN 021 (4R): avances concretos, desafíos
persistentes
El Proyecto de Reglamento Técnico Ecuatoriano PRTE INEN
021 (4R) representa un avance significativo frente a versiones anteriores.
El proyecto incorpora de manera explícita normas IEC actualizadas como
base técnica, reconoce laboratorios acreditados conforme a ISO/IEC 17025
y organismos de certificación acreditados bajo ISO/IEC 17065, y hace
referencia a los acuerdos internacionales de acreditación (ILAC MRA e IAF
MLA). Asimismo, estructura esquemas de evaluación de la conformidad
alineados con ISO/IEC 17067.
Estos cambios reflejan una comprensión más madura del
sistema internacional de calidad y demuestran que la mejora regulatoria es
posible cuando se basa en criterios técnicos y no en proteccionismo. Sin
embargo, el proyecto aún conserva elementos que limitan su plena alineación
internacional.
En particular, persiste una lógica de validación nacional
adicional de normas, certificados o informes que ya han sido emitidos por
organismos acreditados internacionalmente. Desde la perspectiva de las buenas
prácticas regulatorias, este enfoque debilita el principio de reconocimiento
mutuo, introduce discrecionalidad y genera incertidumbre para los operadores
económicos.
El desafío ya no es técnico; es institucional y cultural:
confiar plenamente en el sistema internacional del que Ecuador forma parte.
La pieza que falta: entes de control, coherencia y
capacidad técnica
La mejora regulatoria no termina en la redacción de un buen
reglamento técnico. Para que un RTE o un PRTE funcione en la práctica, es
indispensable incorporar de manera temprana y estructurada a los entes de
control responsables de su aplicación en el mercado.
Cuando los organismos de vigilancia y control no participan
activamente en el proceso regulatorio, se generan interpretaciones dispares,
criterios contradictorios y aplicaciones desiguales del mismo reglamento. El
resultado es predecible: inseguridad jurídica, discrecionalidad y pérdida de
confianza del sector productivo y de los consumidores.
La coherencia regulatoria exige que la política pública,
la norma técnica y el control en el mercado respondan a una misma lógica.
No es sostenible promover alineación con normas internacionales desde la
autoridad normativa, mientras que, en la práctica, los entes de control aplican
criterios distintos o desconocen los fundamentos técnicos del reglamento.
Este problema está directamente vinculado con otro aspecto
crítico: la capacidad técnica del personal que ocupa posiciones clave.
La regulación técnica, la evaluación de la conformidad y la vigilancia de
mercado no pueden gestionarse como funciones administrativas genéricas.
Requieren conocimiento profundo de normas internacionales, esquemas de
acreditación, evaluación de riesgos y principios de reconocimiento mutuo.
Mantener personal competente, estable y técnicamente
calificado en los entes normativos y de control no es un lujo institucional; es
una condición mínima para garantizar la coherencia de la política pública y la
credibilidad del sistema. Sin ese capital humano, incluso los mejores
reglamentos terminan aplicándose mal.
El siguiente paso lógico: transparencia y notificación
internacional
Para consolidar la mejora regulatoria, el PRTE INEN 021
debe avanzar hacia un proceso de notificación internacional, conforme a los
compromisos asumidos por Ecuador en el marco del Acuerdo OTC de la OMC.
La notificación no es un trámite formal, sino un mecanismo de transparencia,
diálogo técnico y validación externa.
Someter el reglamento al escrutinio internacional permitiría
identificar incoherencias, fortalecer su legitimidad, reducir riesgos de
barreras técnicas al comercio y enviar una señal clara de apertura y seriedad
regulatoria.
Conclusión: regular bien exige coherencia institucional
El caso del RTE INEN 021 y su PRTE INEN 021 (4R)
demuestra que Ecuador ha avanzado en la mejora regulatoria, pero también que el
proceso aún está incompleto. Alinear normas técnicas con estándares
internacionales es un paso necesario, pero no suficiente.
La mejora regulatoria real requiere:
· normas
bien diseñadas,
· esquemas
claros de evaluación de la conformidad,
· entes
de control involucrados y alineados,
· y
personal técnico competente y estable en posiciones clave, capaz de
aplicar la regulación con criterio y consistencia.
Regular mejor no es regular más. Es regular con
coherencia, con visión sistémica y con instituciones técnicas fuertes.
El trabajo iniciado desde la Infraestructura de la Calidad debe continuar, integrando a todos los actores del sistema y asegurando que la política pública se sostenga en conocimiento técnico, no en improvisación.
Ese es el verdadero siguiente paso.
César Díaz Guevara
Consultor en Calidad, Estrategia e Innovación
Ex Director del INEN – Servicio Ecuatoriano de Normalización