Estimados amigos:
Comparto el Discurso que tuve la oportunidad de dar en la Universidad de Celaya con motivo de recibir la medalla Raúl Nieto, que es la máxima presea que da esta institución, dentro de la Ceremonia de Graduados de la promoción 2011:
Discurso Ceremonia de Graduación
Generación 2011 Universidad de Celaya
9 de diciembre de 2011
Estimados alumnos de la Generación 2011 de la Universidad de Celaya y personalidades de la institución.
Agradezco a todas aquellas personas que han hecho posible este momento memorable en mi vida, al Licenciado Raúl Nieto Boada, Presidente del Consejo Directivo de Educación Superior de Celaya; al Licenciado Carlos Esponda Morales, Director General de Educación Superior de Celaya; a la Doctora Martha Aguilar Trejo, Rectora de la Universidad de Celaya; a Verónica Perea, amiga de la Universidad de Celaya y colaboradora en la American Society for Quality; a Bárbara Vega por sus atenciones; a María Soledad, mi esposa y a mis hijas Andrea, Gabriela y Sofía que siempre me han apoyado en mis actividades profesionales y que han sacrificado su tiempo en este camino; a mi padres que me dieron el ser; a todos aquellos colaboradores que apoyaron con su esfuerzo para servir en tantos seminarios y actividades realizadas y fundamentalmente a Dios que me ha pemitido tener estas oportunidades en la vida.
Cuando recibí el honroso encargo de dirigir unas palabras a la nueva promoción, pensé en el homenaje que se me hacía y los atributos que se me otorgaban:
Logros profesionales, liderazgo e idoneidad moral, el hecho de haber construido una trayectoria profesional, promover una cultura emprendedora, y el mejoramiento continuo de las personas que he tenido la suerte de que sean parte de mi vida.
Mi primera lección es que todo ello debo recibirlo con humildad, ya que nada de eso pudo haberse logrado sin el apoyo de mucha gente.
Hoy culminan sus carreras profesionales, y ahora tienen la gran oportunidad de demostrar su perseverancia para continuar aprendiendo y su capacidad de trascender a través de todo lo que hagan en su camino y las vidas que puedan transformar.
Quisiera en primer lugar reflexionar que la única manera de conectar el pasado con el futuro es a través del presente. El pasado está formado por todos los esfuerzos que los han traído a este lugar, hay que recapacitar sobre esas experiencias, pero ya se fueron, el presente es lo único que tenemos, y el futuro está por escribirse.
Por ello mis pensamientos se enfocarán a las acciones que deben empezar a vivir desde hoy.
Al haber llegado a este momento han demostrado que tienen talento e inteligencia, pero eso les da una gran responsabilidad hacia los demás, hacia sus familias, hacia su hermoso país México.
Deben desde hoy pensar que este fin es un nuevo comienzo con nuevos retos y nuevas oportunidades.
Que van a hacer con los conocimientos que han adquirido? Cómo van a mejorar la vida de otros? Dónde van a estar después de cinco años? De diez años? Qué van a aprender en el camino.
Recuerden que lo más valioso en la vida no es lo que tenemos sino a quien tenemos a nuestro alrededor, que si queremos construir empresas deberemos en primer lugar aprender a servir a otros y apoyar a desarrollar mejores seres humanos.
Debemos entregar a las personas un poco de nosotros y rodearnos de personas buenas, siendo también personas buenas. Nadie puede dar lo que no tiene en su interior. Usen lo que saben para alimentar el corazón de otros.
Para moverse hacia delante tienen que devolver lo recibido, recuerden siempre que el dar es la clave y que el recibir es una recompensa que llegará en el momento justo.
Su grandeza está determinada por su capacidad de servir y de construir fuertes vínculos humanos. Recuerden que el verdadero privilegio es el conocimiento que emerge del propio ser y que es experimentado y enseñado a otros.
Mantengan un orden en su vida y eso les hará fuertes.
Cuando miro mi vida, veo que me he comprometido y planteado muchos proyectos, en algunos he tenido éxito, en otros los resultados no han sido los esperados, pero todos siempre me han permitido crecer. Cada vez estoy más convencido que el trabajo voluntario en todos los campos es el camino al mejoramiento y al éxito.
Otra lección aprendida es que no debemos dejar que el entorno nos gobierne, y que siempre frente a cualquier evento nuestra actitud marca la diferencia y puede realmente modificar la situación, por ello más que sus conocimientos el primer ingrediente de su éxito profesional será su actitud y pasión hacia lo que se comprometan. Todo lo que se hace con pasión en la vida sale bien, ya que la pasión da la fuerza necesaria para vencer cualquier obstáculo.
Cuando hagan promesas siempre cumplan lo ofrecido, recuerden que eso genera confianza, y que hagamos lo que hagamos siempre habrán personas involucradas. La confianza es la forma más elevada de motivación humana.
Tengan un claro enfoque y claridad en su propósito y cuando construyan una visión logren que todos los que los rodean la sientan suya, empezando por su familia y aquellas personas que desean que sean parte de su ruta.
A lo largo del camino van a existir caídas, pero estas siempre nos fortalecen. No conozco a ninguna persona que diga que luego de levantarse y mirar hacia atrás la lección no haya valido la pena. Por ello siempre perseveren a pesar de los obstáculos que se presenten, recuerden que estos son parte de su crecimiento personal, profesional y espiritual.
Cuando se trate de emprender algo, hagan solo lo que los apasione y serán felices. El que hace lo que ama, está conducido hacia el progreso, que llegará cuando deba llegar, y llegará naturalmente.
No hagan nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque les mueve la fuerza natural y pone a Dios en el centro de sus vidas.
Recuerden siempre que sus logros los deben a otros. Nunca se vuelvan vanos por sus triunfos. La vanidad y orgullo nos alejan de nuestro camino y nos hacen olvidar que nuestra principal misión es servir a los demás.
La gratitud es una de las facetas de la humildad. El arrogante considera que no debe nada a nadie. Pero para estar agradecido, primero, hay que ser capaz de descubrir nuestra pequeñez.
El mensaje que deben vivir es el lo que está escrito en Corintios 1, 13:
Aunque tuviera el don de profecía, penetrara todos los misterios, poseyera toda la ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy.
Finalmente recuerden que lo mejor aún está por llegar y que las nuevas oportunidades las van a aprovechar las mentes preparadas para crear un futuro que todavía está por escribirse.
Muchas gracias y que Dios bendiga sus vidas,
César Díaz
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